En Andalucía también se han hecho las cosas bien
El formador Fernando Domínguez Gómez narra su experiencia en el taller de Medios en Igualdad en el centro José Sánchez Rosa de Pino Montano.
El taller de Medios en igualdad, de la asociación DeGuadaíra, llegó al Centro José Sánchez Rosa de Pino Montano el pasado 24 de octubre, donde, entre los temas tratados, la situación de Andalucía y la imagen de los andaluces en los medios fue uno de los que más debate generó en un grupo bastante tranquilo y comedido en sus intervenciones, aunque no por ello poco participativo.
“Los medios nos ponen de vagos, juerguistas, poco serios…, y eso no puede ser”, señalaba una de las participantes en primera fila, aunque pronto recibía respuesta desde el fondo del aula de informática, donde tenía lugar el taller: “Ya, pero la culpa la tenemos nosotros; somos nosotros los que tenemos que cambiar esa imagen”. “Pero eso, ¿cómo se hace?”, replica la primera. “Pues haciéndonos respetar, demostrando que somos tan válidos como cualquiera y esforzándonos”, recibe como respuesta, sin quedar demasiado convencida con ella.
Pero, desde dentro de Andalucía, ¿qué imagen dan los andaluces de sí mismos? Dicho de otro modo: “¿Sabéis quién paga Canal Sur?”. Esto lo tienen tremendamente claro: “Nosotros con nuestros impuestos”. “¿Y os gusta lo que se hace con vuestro dinero?”. Diversidad en las contestaciones: “No, para nada”, “algunas cosas sí, otras no”, “a mí me entretiene, lo veo mucho”, “me gusta más Andalucía Televisión, que pone otras cosas distintas…”
De repente, desde un lateral del aula, surge la única voz masculina, a excepción de la del monitor: “Hombre, yo desde mi punto de vista creo que, viendo lo que se hace en otros sitios, Canal Sur es de las mejores televisiones que hay en las comunidades autónomas. Hay cosas que siempre se pueden mejorar, pero en general está bastante bien. Y, además, no tiene tanta publicidad como otras cadenas”. Tras explicarle que Canal Sur puede permitirse emitir menos anuncios que las televisiones privadas precisamente porque cuenta con la financiación del presupuesto regional, insiste: “Bueno, pero es una televisión que se puede ver, porque las demás son insufribles”. Apoya incluso con datos su intervención: “Al parecer la ley les permite poner hasta doce minutos de publicidad por cada hora”. “Uy, pues algunas ponen muchos más”, dice otra compañera.
“Es que la publicidad atonta a la gente”
Este integrante del grupo, que después no querrá poner su nombre en el cuestionario final, achaca a la publicidad gran parte de los males de la sociedad actual: “Es que la publicidad atonta a la gente, nos venden productos e imágenes que no necesitamos y los consumimos sin pensar”. Y añade: “Y no es sólo los anuncios, en general en todo lo que nos rodea parece que se nos invita a no pararnos a meditar, empezando por los políticos. ¿Quién entiende a los políticos? Utilizan un lenguaje incomprensible, no les entendemos, nos enredan siempre con los mismos temas y no se habla de las cosas que realmente nos preocupan”. Un mal que hace extensible a los periodistas. “Yo no sé si en vuestra carrera tenéis alguna asignatura de cómo hablarle a la gente para que entiendan las cosas, pero debería ser así porque a veces pasa que hay programas interesantes, donde hablan expertos de diversas materias, pero no hay manera de entender nada de lo que dicen; no hablan para el conjunto de la gente”.
Aquí interviene otra compañera, de nombre Mercedes, que muestra su hartazgo, por ejemplo, por el tema de Cataluña y la independencia. Sus compañeros le dan la razón: “Es siempre lo mismo, y yo creo que todo es un teatro montado para que no se hable de otras cosas que nos interesan, como el paro, la sanidad, la educación…”. Y como para cerrar el círculo, el debate vuelve a Andalucía: “Tanto hablar de Cataluña, y ¿cuándo se habla de Andalucía? Nunca se habla de las cosas que están mal y que son muchas. Tú pones Canal Sur y parece que aquí no hay paro, no hay pobreza, no hay problemas. Nos cuentan lo que quieren contarnos”.
Y de nuevo toma la palabra el único hombre del grupo. “Bueno, ahora parece que es que en Andalucía nada funciona y que llevamos cuarenta años perdidos. Y es verdad que en la Transición los más pobres éramos los andaluces y los extremeños, y que hoy los más pobres seguimos siendo los andaluces y los extremeños, pero en Andalucía también se han hecho cosas bien, no todo es negativo”.
Una de cal y otra de arena. Y una preocupación común en el grupo: Andalucía, su presente y su futuro. “Debemos exigir más, pero a veces nos cuesta movernos, no hacemos nada y caemos en hacer caso a los temas intrascendentes con los que nos quieren entretener”. “Pero entonces, ¿qué somos? ¿Marionetas?”. “Pues a veces sí”, concluye pesimista la breve representación masculina de este grupo del Centro Sánchez Rosa; “desgraciadamente sí”.
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