Mirar los medios es más importante que verlos

Usuarios y usuarias del centro local de la ONCE en Lora del Río reflexionan sobre su relación con el periodismo en el taller de Medios en Igualdad. Álvaro Romero nos cuenta esta experiencia en nuestro blog.

Se sintieron profundamente agradecidos al oír la voz de la periodista ciega Nuria del Saz en un reportaje que contaba la hazaña de esta joven que dio el salto de la facultad sevillana donde estudiaba a los informativos de Canal Sur gracias a la sensibilidad del propio ente televisivo andaluz, hace ya más de dos décadas.

“Bastantes dificultades les pone ya la vida; si a esta mujer le facilitaron el acceso al trabajo y la convirtieron en un símbolo, estuvo muy bien”, sentenciaba Chari, una de las participantes en el taller que Medios en Igualdad impartió el pasado jueves 28 de septiembre en la sede que la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) tiene en Lora del Río.

Los demás compañeros, casi todos ciegos, asentían, al final de un taller en el que habían demostrado que mirar los medios es mucho más importante que verlos.

Todos eran consumidores de medios diversos, desde la cadena de televisión privada Cuatro hasta el periódico tradicional ABC, pasando por la televisión de El Correo de Andalucía o la Cadena SER… “Solemos escuchar la radio y somos seguidores de Carlitos Herrera”, decía, entre cariñoso y guasón, Nono, uno de los participantes que, además de ciego, es sordo. “Si me quito los audífonos…”, decía a modo de reflexión, y constatando a su vez que ese esfuerzo suyo por acercarse a los medios no era siempre recompensando de la misma manera.

“Es lengua de signos, no lenguaje”

Antonio, otro de sus compañeros, había reflexionado un momento antes sobre lo improcedente de que se hablara de “lenguaje de signos”. “Se llama lengua de signos, no lenguaje”. “Efectivamente”, intervino Ana, la directora del centro, “porque nos costó mucho que se aprobara en el Parlamento ese reconocimiento; se llama lengua de signos y no lenguaje porque tiene la misma categoría que una lengua, un idioma”, dijo orgullosa. “Y es curioso cómo, sin embargo, se habla de lenguaje musical y no de lengua musical”, matizó Antonio. “Porque la lengua de signos, como la lengua castellana, es un código que utilizamos vitalmente; la música es un arte al que acudimos gustosos, pero no es un código en el que nos vaya la vida”, añadimos algunos a continuación, cuando el taller era ya un interesante coloquio de gente que nos daba a quienes sí podemos ver la valiosa lección de que también los medios de comunicación precisan de miradas atentas que no siempre se relacionan con el sentido de la vista. Porque muchos ciegos, y desde luego los que participaron en el taller de Lora, observaban con la intuición del ciudadano responsable y el interés del curioso insobornable no solo los contenidos de cada medio, sino las formas adecuadas o no que utilizan, principalmente con colectivos minoritarios como el suyo.

“Yo prefiero que me llamen ciego”, decía Pepe, otro de los participantes. “O invidente”, aventuraba otro… “Pues a mí no me gusta eso de invidente, porque yo sí veo y no soy una vidente”, matizaba Chari con una sonrisa, después de que se hubiera generado el debate por la utilización de ciertos términos que, además de despectivos, eran absolutamente falsos, como “subnormal” para calificar a un Síndrome de Down, como si la diferencia, simplemente la diferencia, estuviera por debajo (sub) de lo que alguien pueda entender por lo normal; o “minusválido”, como si ciertas capacidades distintas (dis-capacidades) convirtieran al individuo que las tuviese en menos (minus) válido…

Por fortuna, no solo eran estos ciegos de Lora consumidores responsables y lectores críticos de cuantos mensajes les llegaban, sino que perseguían mejorar en tal sentido gracias a talleres como el nuestro. “Hay barbaridades que nos sueltan a diario y no nos damos cuenta”, reconocía Mari Carmen, agradecida de que Medios en Igualdad les hubiera dedicado la tarde.

Ana, la directora del centro, recordó que el objetivo primordial de la ONCE es precisamente normalizar la vida de los ciegos totales o parciales, “e integrarlos en la vida común”, decía, orgullosa de haber pertenecido a esa gran familia desde pequeña, desde los años en que ella misma estudiaba en el centro Luis Braille de Sevilla. “Es fundamental este diálogo entre la ONCE, vosotros y nosotros los periodistas para sacar conclusiones fructíferas que nos encaminen hacia un verdadero progreso en el verdadero humanismo y en la verdadera igualdad que deberían profesar los medios”, concluyó un servidor.

Un centro que apuesta por la educación, cueste lo que cueste

El centro de Recursos Educativos de la ONCE ha cumplido un cuarto de siglo de continua revisión y mejora de los servicios educativos que la organización ha dispensado a todas las personas con discapacidad visual.

El centro, en pleno centro de Sevilla, en la zona de Nervión, justo frente a la Estación de Santa Justa y accesible por los medios de transporte público a otras zonas de la ciudad. Puede estar orgulloso de una atención directa centrada en los ciclos de Educación Obligatoria y Bachillerato, gracias a la creación de los equipos de apoyo; de unos servicios de producción bibliográfica que antes sólo podían ofrecer la impresión en braille de un texto único para todos los estudiantes del país y que hoy, sin embargo, se pone al alcance de cualquier alumno la trascripción de los mismos textos que sus compañeros de aula, cualquiera que sea su contenido, autor o idioma. Además, de una atención educativa que ya no se soporta únicamente en la tarea de profesores, cuidadores y algún psicólogo, sino que ha consolidado un trabajo multiprofesional de esas mismas categorías profesionales a las que se han sumado trabajadores sociales, técnicos en rehabilitación, instructores tiflotécnicos y de braille, etc. Asimismo, de una preparación de los profesionales, que tenía como referencia la formación recibida en sus escuelas o universidades y la experiencia profesional acumulada, hoy se nutre, además, de programas de actualización continua y altamente especializada.

Álvaro Romero