“¿Cómo serían los medios si los grandes grupos de comunicación fueran propiedad de mujeres?”
La periodista Lourdes Álvarez entrevista a una de las alumnas del taller de Medios en Igualdad celebrado en Umbrete.
Esperanza Gómez Harriero es una onubense de 31 años que reside en la localidad sevillana de Umbrete desde hace dos años y medio. Casada y con un niño de dos años, es psicóloga de profesión y acaba de reabrir su propia consulta en el municipio sevillano después de su maternidad. Asiste con muchas ganas a nuestro taller de Medios en Igualdad y se muestra entusiasmada por aprender. Tras debatir sobre periodismo, igualdad, accesibilidad y medios de comunicación, le preguntamos por cómo éstos representan y tratan a la mujer y si éstos refuerzan y perpetúan las ideas machistas presentes en la sociedad. Su experiencia y testimonio, enriquecedores , a la par que reveladores.
Medios en Igualdad: ¿Cómo crees que los medios de comunicación representan a la mujer? ¿Influye que los medios estén dirigidos en su mayoría por hombres?
E.G: Primero, me ha llamado mucho la atención las pocas manos en las que están los medios. Ahora que me estás haciendo esa pregunta, nunca había reparado en que sólo son hombres los dueños de las cadenas o mayormente. Si empezamos así, acabamos como acabamos. No es seguro, no es garantía que si fuera una mujer, las cosas mejorarían o serían diferentes, pero me pregunto cómo sería el papel de la mujer en los medios si los propietarios de los grupos de comunicación fueran mujeres. Aunque, en cierta medida, al final los medios lo que hacen es reproducir lo que hay en la sociedad. El machismo y el sexismo no son exclusivos de los hombres, así que desconozco si al ser una mujer la dueña de un medio, las cosas serían distintas, yo quiero pensar que sí.
MEI: ¿Cómo es el papel de la mujer actualmente, con los hombres dirigiendo la mayor parte de los grupos de comunicación?
E.G: Considero que la mujer ocupa un segundo plano y que no se nos da voz. Y cuando se nos da voz, como hemos comentado a lo largo del taller, es de una manera estereotipada. Somos las emocionales, y hasta de manera peyorativa, las histéricas. Se considera que si nos quejamos es por gusto y no se nos da el papel de expertas que merecemos. Yo, por ejemplo, soy psicóloga, y la psicología, aunque joven, es una ciencia, y yo no creo que estemos reconocidas en el ámbito de la ciencia.
“Me pregunto cómo sería el papel de la mujer en los medios si los propietarios de los grupos de comunicación fueran mujeres”.
MEI: Como consumidora de información, ya sea a través de la prensa, digital o en papel, la televisión o la radio, ¿cómo te ves representada en los medios y qué espacio crees que te dan como mujer?
Si analizamos la cantidad y calidad, en cuanto a cantidad, diría que la presencia de la mujer en los medios de comunicación es escasa, es poca, y cuando se da, se hace de una manera en la que yo, personalmente, no me siento representada, porque son roles que la sociedad ha impuesto que tengo que jugar, como por ejemplo, en los anuncios de limpieza o la sexualización y objetificación de la mujer, que en muchos casos, deriva en situaciones de violencia. Lo que está claro es que en ningún momento los medios le dan a la mujer un espacio o estatus de poder. De hecho, cuando una mujer ocupa un espacio de poder, considero que se la ataca y denigra mucho más que si fuera un hombre.
MEI: ¿Qué crees que podrías hacer a título personal como consumidora de los medios para mejorar esta situación?
E.G: En primer lugar, me alegra mucho que me hagas esa pregunta porque estoy en proceso de ser consciente y darme cuenta ya no tanto del machismo en sí mismo, sino de esos micromachismos que están ahí y forman parte de nuestra vida diaria y que son tan peligrosos, porque lo hacen de una manera muy sutil y apenas visible. Lo importante es hablar con la gente, leer mucho y asistir a este tipo de talleres, formaciones y encuentros que ayudan a abrirte los ojos cada vez más. Yo, por ejemplo, soy madre de un niño de dos años y no quiero que mi hijo perpetúe esos roles ni que pertenezca al bando de los agresores ni que sea considerado un violador en potencia. Lo que tengo en mi mano es el día a día, mis relaciones con los demás y el poner la atención en esos micromachismos de los que estoy empezando a ser consciente ahora porque he escuchado y justificado y hasta disculpado durante muchos años. Ahora tengo que parar y cambiar el chip.
MEI: ¿Crees que en este sentido este tipo de iniciativas y talleres son necesarios para generar consciencia?
E.G: Por supuesto, lo tengo clarísimo. Yo creía hace unos años que eso ya estaba superado. El típico discurso que se escucha, ya manido, y del que ahora me avergüenzo, aunque claro está que es un proceso de aprendizaje, de “esto ya no es necesario, las mujeres votamos, trabajamos, pero no, no es real. Lo más descarado, es visible y nos damos cuenta, pero de lo sutil y peligroso, no, aunque hace más daño. Y estas iniciativas yo las considero imprescindibles.
Lourdes Álvarez
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